10-08-2022

Mohammad Arab, Mina Moeineddini USE Studio: Casa Aban en Isfahán, Irán

USE Studio,

Ehsan Hajirasouliha, Mohammad Arab,

Iran,

Ville,

La Casa Aban de Mohammad Arab y Mina Moeineddini (USE Studio) representa un posible nuevo modelo residencial para las ciudades mediorientales. Frente al derrumbamiento de horizontes políticos y sociales, esta casa en Isfahán (Irán) intenta abordar la alienación del individuo a partir del espacio privado.



Mohammad Arab, Mina Moeineddini USE Studio: Casa Aban en Isfahán, Irán

La Casa Aban, residencia familiar de los arquitectos Mohammad Arab y Mina Moeineddini en pleno centro histórico de Isfahán (Irán), es una propuesta de modelo residencial para la sociedad contemporánea en Medio Oriente. Los proyectistas han trabajado sobre sí mismos, sobre la herencia de este país, compuesta por los lugares, el clima y el estilo de vida típicamente iraní. Con esta vivienda, que ha sido seleccionada como finalista del Aga Khan Award 2022, imaginan abrir un debate sobre el controvertido tema de la calidad de la existencia actualmente en Irán.
“El Medio Oriente ha experimentado numerosos cambios en las pasadas décadas, especialmente respecto a la estructura social. En los últimos 20 años en Irán, las sanciones, la sombra de la guerra y la hegemonía mediática han cambiado nuestras vidas diarias. El descontento generalizado tanto a escala individual como social ha generado una ola de migración. Ahora la cuestión importante es ¿cuál es el papel de la arquitectura en esta situación? ¿Puede la arquitectura desempeñar un papel para devolverle a la sociedad la esperanza y la paz?”.
Estas son las preguntas que se hicieron Mohammad Arab y Mina Moeineddini frente a los acontecimientos que empujaron a que muchos de sus amigos y compañeros abandonaran el país. La búsqueda de una respuesta llevó a esta familia a decidir quedarse y trabajar para que pueda nacer una nueva sociedad iraní a partir de la disciplina a la que se dedican, la arquitectura de espacios privados. Si sigue siendo verdad lo que sostenía Le Corbusier hace un siglo aproximadamente, es decir que el problema de la casa es el problema de nuestro tiempo y que el equilibrio de la sociedad depende de ello, los dos arquitectos iraníes, fundadores de USE Studio, han decidido convertir su casa en un modelo de experimentación.
Una de las acusaciones principales que le hacen a los sistemas de planeamiento urbano de Isfahán verdaderamente es una autoacusación. Al haber participado hace unos 20 años en la proyectación de los instrumentos urbanísticos de su centro histórico, Mohammad Arab y Mina Moeineddini admiten que se trató de una experiencia fallida, lo cual ahora atribuyen a una visión miope que contemplaba la ciudad simplemente como un cuerpo formado por la suma de espacios ocupados, espacios vacíos y recorridos. ¿Dónde quedaron los habitantes? ¿Dónde quedaron sus vidas y dónde podían entrar en contacto? La despoblación de los centros históricos, en contra tendencia con lo que siempre ha sucedido por ejemplo en las grandes ciudades europeas, generó el vaciado del espacio y la alienación del individuo. La definición superficial de lo que es una obra de arquitectura, centrada en su imagen y en su fachada, ignoró por completo su esencia.
La red urbana de Isfahán es actualmente densa y rígida, se suceden los edificios uno junto al otro como si fueran “cajas” cerradas. El modelo de la casa con patio, difundido tradicionalmente, va desapareciendo, dejando en su lugar un modelo municipal que tiene un patio frontal al que da el edificio encerrado entre los demás y sin desahogos por los laterales. La monotonía figurativa, que se corresponde con una funcional y de experiencias, toma la delantera.
La elección de comprar un terreno en el centro histórico no está motivada por el deseo de injertar la propia casa en una especie de museo al aire libre, sino de volver a descubrir una calidad del espacio atávica. La visión limitada, gracias a una sola vista hacia fuera, se combate con volver a descubrir el patio. No uno, sino tres patios forman la planta de la Casa Aban, mientras que el desarrollo del edificio en altura ofrece a muchos espacios la posibilidad de recibir mucha luz natural en dos direcciones. Cada una de las vistas representa el acceso a una experiencia residencial distinta, fundamental para el crecimiento individual y social. El tercer patio se abre en dirección de la cúpula de la Mezquita Abbasi Jameh, valorizando así la planta más alta en relación con la ciudad.

Para definir la distribución del espacio los arquitectos examinaron a fondo el conjunto de comportamientos y circunstancias que podían tener lugar en la vida real. La conclusión llevó no simplemente a destinar espacios a las funciones básicas – comer, lavarse, dormir – sino también reveló la necesidad de dedicar espacios a funciones imprevistas. En esto, subrayan los proyectistas, es maestra la arquitectura histórica, que creaba lugares carentes de función definida para acoger eventos inesperados, zonas oscuras que se alternaban con zonas de luz, recorridos estrechos y grandes plazas, generando ese dinamismo tan necesario para la existencia humana. La Casa Aban por lo tanto se compone de espacios para funciones claras y definidas, pero también abundan en ella los espacios híbridos cuya funcionalidad queda abierta. La existencia de ambientes filtro garantiza situaciones en las que simplemente relajarse, leer cómodamente un libro junto al espacio donde la niña puede jugar, disfrutar de la soledad o del panorama.
El material elegido es el ladrillo, no el industrial sino el fabricado a mano, terroso, parecido al utilizado en la construcción de la Mezquita Abbasi hace cuatro siglos; pero también al que caracteriza a las viviendas cercanas de la primera mitad del siglo XIX. La elección de estos ladrillos, que hoy se emplean casi exclusivamente para obras de restauración, recupera el trabajo de los pequeños talleres, que sobreviven a duras penas a la competencia de las grandes fábricas, lo que restablece un vínculo con el pasado. Por lo visto tras la construcción de la Casa Aban, otras personas han decidido utilizar estos ladrillos artesanales, contribuyendo así a hacer cambiar el punto de vista sobre este material. Quizás también porque los ladrillos de arcilla, con una conductividad térmica inferior a la de los ladrillos industriales, mejora de forma notable la sensación de confort tanto dentro como fuera de la casa. Dato que no hay que subestimar en Isfahán, donde la diferencia térmica entre noche y día puede superar los 20 grados.

Mara Corradi

Architects: USE Studio https://use-studio.com/
Design team: Mohammad Arab, Mina Moeineddini
Associates: Elaheh Hajdaei,Nazila Rabiei, Arezoo Khosravi
Client: Arab Family
Location: Isfahan, Iran
Start of work: 2016
Completion of work: 2018
Gross useable floor space: 400 sqm
Lot size: 250 sqm
First prize of Memar Award 2018
Finalist of Brick Award 2022
Finalist Aga Khan award 2022
Photo credits: Ehsan Hajirasouliha, Mohammad Arab


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