05-10-2022

Puede que los edificios no sean eternos, pero nuestro conocimiento sí. Entrevista a Anna Heringer

Anna Heringer,

Nos encontramos con Anna Heringer en ocasión de la clase magistral que imparte el 8 de octubre en Parma. Ha sido invitada por el Colegio de Arquitectos provincial y la AMA Accademia Mendrisio Alumni, que desean ofrecer un enfoque solidario del tema de la sostenibilidad, poniendo el público de expertos y general frente a nuestras mismas contradicciones.



Puede que los edificios no sean eternos, pero nuestro conocimiento sí. Entrevista a Anna Heringer

Actualmente profesora honoraria en UNESCO Chair of Earthen Architecture, Building Cultures, and Sustainable Development, Anna Heringer se hizo famosa gracias a la METI School de Rudrapur, en Bangladesh, que diseñó como proyecto de fin de carrera, y construido totalmente con materiales que en general se definen como “pobres”, como el fango, el bambú y la paja. Y que no fue más que el primero de una serie de edificios encargados por ONGs, institutos religiosos o instituciones privadas en tierras marginales, donde se dispone únicamente de la fuerza de la mano de obra autóctona, de los materiales del territorio y, como diría Anna, del conocimiento adquirido, incluso a fuerza de equivocarse.

Su conferencia se celebra el 8 de octubre en Parma y forma parte del festival “Il rumore del lutto” (El ruido del luto), que lleva años profundizando en el difícil tema de la muerte en la sociedad contemporánea. Por eso, lo primero que le preguntamos es de qué forma el final del hombre y la eternidad sean de interés para la arquitectura. Anna responde que el debate contemporáneo parece que esté centrado precisamente en esto. “Y en cambio deberíamos aprender a aceptar que no construimos para la eternidad. No sabemos cuáles serán las necesidades de las generaciones futuras, y estamos proyectando edificios que en gran parte están destinados a ser derrumbados. No deberíamos tomarnos tan en serio, sino ampliar nuestros conocimientos sobre los materiales que se encuentran in situ y sobre las técnicas de construcción heredadas, porque es el lugar y todo lo que de él deriva que permanecerá de verdad”.
Nos cuenta que su primera experiencia con el bambú fue un desastre. No poseía ningún conocimiento sobre el material, así que eligió un tipo de madera demasiado joven que tuvo que ser completamente sustituida. Todos aprendieron mucho del error cometido y posteriormente aprovecharon la experiencia adquirida.

El miedo a equivocarse, el miedo a no ser lo bastante perfectos, a elegir caminos no convencionales es uno de los temas que más se discute en el estudio de Anna Heringer. “Nuestra sociedad tiene miedo de la muerte, de la imperfección y de la decadencia. A causa del miedo construimos con más recursos de los que deberíamos, más hormigón, más hierro en las estructuras, más selladores, aislantes y barnices, y eso no es sostenible”.
Anna nos pone ante un espejo y declara dos cosas impactantes: la primera es que nuestro envejecimiento, como el de los edificios que construimos no solo es inevitable, sino que sobre todo es natural. La segunda, por otra parte, es que lo que somos y tenemos a nuestro alrededor es todo lo que necesitamos para ser felices, para construir algo único y hermoso. “El diseño es un proceso de elecciones continuas: si tomamos estas decisiones con confianza en los recursos que tenemos, en lo que podemos hacer junto a los demás y en nuestra cultura, el proyecto será naturalmente sostenible. El amor es lo único que es más fuerte que el miedo”.

Ante una afirmación tan radical queremos saber más sobre lo que sucede en una de sus obras en construcción, y qué diferencia hay respecto a una obra cualquiera en Europa, por ejemplo. Y así descubrimos que no generan desechos porque el fango con el que se construyen las paredes se puede echar a los campos y el bambú que sobra se utiliza inmediatamente para construir juguetes. Muchos materiales sencillamente se descomponen. Y dado que a menudo falta la electricidad, la fuerza que más se usa es la humana o con animales.

“En este momento estoy trabajando a la vez en dos proyectos afines, una iglesia en Baviera y otra en Ghana, y ambos clientes han aprobado el uso de materiales y técnicas tradicionales en aras de la sostenibilidad. Después de siglos en los que se ha aplicado una política de mercado que etiquetaba los materiales producidos autóctonamente como pobres y los industriales como superiores y preferibles desde el punto del vista del progreso y de la durabilidad, hoy me parece atisbar un vuelco en la perspectiva. Y es muy importante que esto se produzca no solo en África, sino también en Europa, y que por fin se tome una decisión que valga para ambos tipos de sociedad”.

Nos damos cuenta de que Anna Heringer combate contra un estigma presente tanto en las zonas más afortunadas del mundo como en las que lo son menos. Pero ¿cómo se puede superar? Anna está procurando abrir la mente de las personas demostrando que estos materiales funcionan perfectamente y que se puede hacer mucho más que construir muros rectos. Con Anandaloy, un centro para personas con discapacidades en Bangladesh, ha desafiado muchas convicciones. “Era el proyecto adecuado para celebrar la unicidad del ser humano. Por eso trabajé con líneas curvas que inspirasen la idea de una danza jubilosa alrededor del edificio. Las rampas construidas pensando en las personas con problemas deambulatorios son la primera cosa que se nota al llegar. Podía colocarlas por dentro, ocultarlas a la vista, ya que Bangladesh no se usan mucho, pero decidí en cambio mostrarlas. La gente del lugar se preguntaba “¿y esas rampas para qué son? Yo puedo caminar”. Pero mi intención era que las diversidades fueran evidentes, que en ese país se tienden a tener ocultas. Y ahora la gente está muy contenta con el edificio, se han encariñado, lo consideran bonito, hacer resaltar su dignidad. Más allá de proporcionarles solo un centro terapéutico, más allá de cumplir una función, es un lugar que está relacionado con el cuidado, la atención y el amor. Y la gente lo siente”.

Mara Corradi

CAPTIONS

01 Educational Training campus Ghana Photo © Alizée Cugney
02-05 METI School © B.K.S. Inan - Aga Khan award for architecture
06 METI School © Benjamin Staehli
07 METI School © Naquib Hossain
08 METI School © Anna Heringer
09-11 Wormser dom's sanctuary interiors - Photo © Norbert Rau
12 Educational Training campus Ghana © Studio Anna Heringer
13-15 Educational Training campus Ghana © Katharina Kohlroser
16 Educational Training campus Ghana © Anna Heringer
17 Educational Training campus Ghana © Studio Anna Heringer
18-19 Anandoloy © Stefano Mori
20-21 Anandoloy © Studio Anna Heringer
22 Anandoloy © Benjamin Stähli
23 Embroidery Anandoloy © Günter König


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